domingo, 4 de abril de 2010


Siempre serás aquella niña que mira con ilusión la mediocre función de este humilde fracasado. Aquellos ojos en los que me pierdo cuando las cosas se tuercen en un mar de complicaciones. Esos brazos que siempre me rodean cuando me siento ridículo bajo la lluvia. La sonrisa que ilumina cada parte de mí cuando cuando mis ojos no logran ver nada.

Zapatillas nacaradas y vestido de tul.

Porque eres preciosa y sin ti mi vida no sería lo mismo.

Te quiero, mi bailarina.

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